La palabrota que ensucia a la lengua termina por ensuciar el espíritu. Quien habla vulgar, terminará por pensar como una vulgar y por obrar como vulgar. Hay una estrecha e indisoluble relación entre la palabra. el pensamiento y la acción. No se puede pensar limpiamente, ni ejecutar con honradez, lo que se expresa en los peores términos soeces. En la palabra lo que crea el clima del pensamiento y las condiciones de la acción.
Muy cierto Beatriz, la palabra no solo mancha la integridad de quien la manipula, si no que se desviste la realidad de persona que eres. Es como un experimento de la vida. Es aquel disfraz que trataste de demostrar en cualquier momento de la vida y que llega el momento y caen las verdaderas realidades de ser. Totalmente de acuerdo con tu extracto y entrada. Siempre he pensado que la Palabra es el decreto de acciones.
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